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Arquitectos: JPAM
- Área: 13583 m²
- Año: 2022
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Fotografías:José Hevia
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Proveedores: Cortizo, La Paloma cerámicas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El edificio de 13.500 m2, que se compone por un bloque horizontal de seis plantas y una torre de 13 plantas, en la esquina entre la avenida Meridiana, y la calle Sancho de Ávila, se distingue por vincularse directamente con la trama urbana circundante, en contraste al hermetismo de otros edificios contemporáneos. La voluntad del proyecto de integrarse a pleno título en el contexto urbano se manifiesta en una fachada rugosa y vibrante. Las ventanas, al abrirse, facilitan vistas panorámicas hacia la ciudad y su diseño evoca elementos de las antiguas fábricas del barrio, que, por la gran concentración industrial a finales del siglo XIX, se conocía como el “Manchester catalán”. Por un lado, se genera un patrón repetido en la disposición de las ventanas, al evocar el ritmo de los elementos fabriles de origen inglés tal como en Ca l’Aranyó y, por otro lado, se adopta y adapta el uso de materiales tradicionales como el ladrillo de arcilla. La entrada al complejo, marcada por un gran porche con marquesina roja, se sitúa en el chaflán de la avenida Meridiana y se configura como un espacio transparente que articula visualmente los ambientes comunes —como la recepción, los espacios de estudio y las salas de eventos; las zonas de descanso y estancia, la cafetería y la lavandería—. De esta manera, gracias al flujo de personas en la planta baja se crea un ambiente de “reciprocidad de miradas entre usuarios y paseantes”, como destacan desde el estudio JPAM.
Aquí, este juego de conexiones entre lo urbano y lo residencial, lo público y lo privado, lo exterior y lo interior, se enfatiza con el vínculo estrecho entre el patio interior arbolado y la fachada urbana. Esta condición que permite una distribución estratégica de las actividades de acuerdo a su uso: las áreas privadas se ubican en relación de proximidad con el jardín, mientras que los espacios de estudio y encuentro se localizan entre fachadas con vanos que permiten disfrutar de las vistas en ambos frentes. El proyecto busca graduar la privacidad de las actividades a medida que crece en altura, mientras el patio en planta baja se abre tanto a visitantes como a la comunidad universitaria, las amenidades se conectan visualmente con Poblenou, como el jardín con piscina ubicado en la planta 6 del bloque horizontal, estos espacios están reservados exclusivamente para el uso de los residentes. Uno de los principales retos del proyecto es dar espacio y cabida a los distintos modos de habitar de estudiantes cosmopolitas que deben convivir durante estancias fluctuantes. La repetición serial de la fachada y la composición del edificio en dos bloques permiten crear una variedad de hasta siete distintas tipologías de habitación que responden y expresan, también, a sus diferentes tipos de usuarios. Esta comunidad se acomoda en 350 habitaciones que varían en tamaños y servicios, y comparten visuales y perspectivas que cautivan. En ciertos dormitorios, se disfruta de una doble vista, con la posibilidad de contemplar tanto el patio interior como el vibrante entorno del Poblenou. Al mismo tiempo, otras habitaciones, que varían en profundidad o anchura se abren hacia el sereno patio interior.
“No hay edificios de alto valor ambiental con poco valor colectivo”, remarcan desde JPAM, porque "la sostenibilidad se alcanza de manera integrada, desde lo social, lo energético y lo ambiental, lo que conlleva, por ejemplo, brindar importancia a los ámbitos de encuentro y relación”. En relación con la eficiencia del edificio, la postura del estudio de arquitectura se hace más radical: apuestan por reducir el gasto en materiales y por crear un edificio durable, Built to last, que sea capaz de adaptarse a diversos usos con el paso del tiempo. VITA 22@ se ha construido empleando materiales de bajo mantenimiento que se integran fácilmente al entorno y que permiten cambios y actualizaciones de piezas de manera eficiente. Así que la “durabilidad, bajo mantenimiento, condiciones climáticas (con la fachada ventilada) y buen envejecimiento son las primeras medidas de sostenibilidad del edificio —hecho para durar—”, explican los arquitectos Jorge Perea, Amado Martín y Samuel Llovet. La esencia de Vita Student Poblenou radica en su capacidad para adaptarse al entorno, al relacionarse directamente con la trama urbana y el entorno industrial del barrio. En un proyecto destinado a servir a una comunidad dinámica y fluctuante de futuros profesionales, VITA22@ establece un vínculo sólido entre la nueva comunidad estudiantil y el histórico Poblenou fomentando la cohesión y el desarrollo orgánico del barrio 22@.
